martes, julio 17, 2012

Bitcoin




Bitcoin es una moneda virtual para realizar transacciones a través de la Web. Más allá de si el experimento tenga o no éxito, lo bueno de Bitcoin es que recrea las características iniciales del dinero: un medio de pago aceptado socialmente e independiente de la acción de los gobiernos. La historia del dinero es quizás la más importante…y la menos conocida de todas.
No es cierto que el dinero haya sido una creación del Estado. Por el contrario, fue una creación espontánea, un método inteligente que hace miles de años fue creado para finalizar con las complejas transacciones basadas en el trueque y , en cambio, agilizar la compra y  venta.
Un ejemplo: al Sr.Q le sobran tomates y quiere pan.  En los tiempos del trueque el Sr. Q debía ir al mercado y vocear su oferta ”cambio tomates por pan”. Si casualmente el Sr.W tenía pan y le faltaban tomates, se podía cerrar el trato. Pero la realidad era que tal transacción era de difícil y engorrosa tramitación: quizás nadie quería tomates, o el que los quería , no tenía pan para intercambiarlo, etc.
Ahora bien, el Sr.Q quiere pan y ofrece tomates; el Sr.W quiere tomates y ofrece vino, y el Sr.Z quiere vino y ofrece pan. Es evidente que la transacción no se realiza porque Q y Z no se conocen, no entran en contacto. Pero a algún genio se le ocurrió crear un medio de pago, por ejemplo, unas semillas. Entonces el Sr.Q va al mercado y vocea su oferta” vendo un kilo de tomates por 10 gramos de semilla”. Entonces  le vende los tomates al Sr.W y recibe 10 gramos de semillas. Con esas semillas vocea su oferta,”quiero comprar pan, pago 10 gramos por un kilo”. Aparece el Sr Z y quizás otros señores y la operación se concreta rápidamente. ¿Por qué? : porque en vez de obligar a un trueque de mercaderías, las semillas (el dinero) son aceptadas universalmente como medio de pago y valen tanto por tomates, como por pan, como por vino o cualquier otra mercadería. Las transacciones se facilitan enormemente de este modo. El comercio nacional o internacional jamás hubiera nacido siquiera, sin existir un medio de pago universalmente aceptado.
Ese medio de pago que se impuso luego de siglos fue el oro. Un material escaso, atractivo- con un valor ornamental propio- que no se oxida, no se desgasta casi y que permite ser transformado en piezas de distinto peso (o valor). La plata también fue aceptada durante mucho tiempo como medio de pago, pero con un valor mucho menor (aproximadamente 1gr. de oro se cambiaba a 15grs. de plata), por lo cual se destinaba a compras menores.
Se descubrió que una manera de uniformar los valores del oro era acuñando monedas idénticas y con el mismo peso, en distintos valores (o peso). La identificación de la palabra “peso” o “libra” con dinero proviene de allí: cada moneda tenía una determinado peso (pesaba determinada cantidad de libras) lo cual informaba claramente sobre su valor. La acuñación estaba en manos privadas, ya que requería saberes muy especializados para lograr piezas exactamente iguales, y por lo tanto del mismo valor.
Acá entra el Estado. Los reyes declararon en algún momento el monopolio de la acuñación. Y , he ahí el problema. Los muy pícaros se dieron cuenta que podían falsificar moneda, bajando su “ley”, su componente de oro, mezclándola con otros metales, como bronce. Entonces se lanzaron alegremente a falsificar moneda para saldar sus deudas con menos gasto. Eso se llama inflación. La inflación hizo estragos y su única causa era el desmedido afán del rey en falsificar la moneda para “pagar” más barato a sus proveedores.
Mucho tiempo después se creó el “papel moneda”, un sustituto del oro real, físico, convertible exactamente en la cantidad de oro que “el peso”, o la “libra” papel prometía. Un sistema perfecto…salvo por el hecho de cuando alguien quería redimir la deuda- o sea cambiar los billetes por monedas o lingotes de oro- descubría que el oro no existía: el Rey lo había gastado alegremente. Durante siglos los gobiernos trataron de esquivar la relación entre billete y oro, a fin de desalentar a las personas a hacerse del oro. Hubo un Patron Oro que por unas décadas obligó a los gobiernos a fijar alguna relación fija entre billetes y oro, pero al fin fue dejado de lado hace unos 40 años. A partir de allí, los gobiernos se sintieron libres de emitir cuanta moneda quisieran, por lo cual la inflación se hizo creciente.
Recapitulando: el dinero fue una creación espontánea, macerada durante siglos, basada en la común aceptación de un medio de pago universal, el oro. La estatización en la producción de esos medios de pago minó la confianza en la moneda, y la inflación se instaló como un “mal necesario” de la economía.
El Bitcoin intenta restablecer el sentido originario del dinero. Hay una emisión absolutamente autocontrolada: jamás habrá más de 21 millones de “dólares” en Bitcoins. Es decir, no hay peligro de inflación porque la emisión acompaña rigurosamente la cantidad de transacciones que se hacen en esa moneda. Hoy hay 6 millones de “dólares” en Bitcoins. Se calcula que para 2030 habrá unos 20 millones. Y a partir de allí, no se emitirán más Bitcoins.
Si la gente acepta el Bitcoin como medio de pago y como no hay peligro de inflación- porque no existe ningún Gobierno que a través de su banco central quiera “inflar” la economía-  puede ser que el experimento funcione y la Web, esa increíble plataforma independiente de gobiernos y corporaciones, sea un mecanismo de devolución del poder del Estado a la gente.
Se habrá reinventado el dinero, y esta vez ningún poder lo podrá manipular. 

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