viernes, julio 29, 2011

El relato anticapitalista y la realidad de la libertad de mercado

Supongamos que en el pueblo de Las Heras, a una hora de Buenos Aires, hay dos verdulerías. Una “El pulpo capitalista” y otra “ El buen comerciante”.
El primero tiene precios altos, mala calidad de la mercadería y pésima atención. No da fiado, les ladra a los clientes y cierra los fines de semana. El otro tiene precios razonables, excelente calidad y muy buena atención personal.
Según el relato “anticapitalista” habitual, el primero destruirá al “Buen comerciante” y se quedara con todo el mercado.
Es al reves.
En el autentico relato “capitalista” el Pulpo se quedará rápidamente sin clientes porque la gente no es estúpida y sabe orientarse a aquel que cumple mejor sus deseos: quiere buena calidad, bajos precios y buena atención.
El relato anticapitalista sugiere que en el capitalismo siempre ganan los malos, cuando la verdad es exactamente la contraria: ¿por qué razón la gente le compraría al malo y no al bueno? No hay ninguna explicación de sentido común que haga que los compradores prefieran perjudicarse y no beneficiarse.
Pero en la novela anticapitalista el malo maniobrará para acabar con su competidor apelando a maniobras extraeconómicas, políticas. Por ejemplo, coimeará al Intendente para que la Municipalidad llene de multas el buen comerciante, le revoque la licencia, etc. Pero ¿que tiene que ver con el mercado libre este proceder? Nada, eso es exactamente lo contrario del mercado libre, es la coacción política, el “capitalismo de amigos”, la destrucción de la competencia usando la fuerza.
Otra variante del relato es que ambos comerciantes llegan a un acuerdo y suben los precios y bajan la calidad de común acuerdo: es el dominio absoluto de “la clase burguesa”. Pero no se entiende bien las razones por las cuales el exitoso buen comerciante prefiera cambiar su política y mimetizarse con su competidor.
Pero supongamos que es así, y en Las Heras no hay ahora como conseguir unos duraznos jugosos y a buen precio. Pero, ¿por que razones no puede aparecer un tercer comerciante- digamos el empleado del antiguo “buen comerciante”- y llenar ese nicho, esa demanda insatisfecha, con buena mercadería, buenos precios y buena atención? El trabajó allí, conoce a la clientela y sabe que puede ganar la partida. Pero no tiene capital. Para el relato “anticapitalista” este tercer actor no conseguirá un préstamo. Pero en una economía de libre mercado existe un mercado de capitales, conformado por inversores que quieren obtener más ganancia por su capital. Entonces el joven empleado va al Banco, o habla con algún conocido y le propone el negocio. Le da una participación porcentual en las ganancias o, simplemente, le abona un interés alto por el préstamo. Obtiene los 30 mil dólares que necesita, alquila y equipa un local, compra mercadería buena en el mercado, hace algo de propaganda e inaugura por fin “El unico buen comerciante”, con lo cual obtiene una alta cuota de mercado y desplaza a sus tramperos competidores.
Para deshacerse de este nuevo competidor solo le queda al “Monopolio” el recurso de usar la fuerza bruta: incendiar su local, obtener apoyo del Intendente: o sea todas cosas que nada tienen que ver con la libertad de mercado sino con la coacción extraeconómica.
Supongamos que los malos triunfan y el nuevo buen comerciante pierde la partida. Queda otro recurso: los vecinos se organizan y, semanalmente, van a Buenos Aires - lleno de verdulerías- y eligen comprar en la que les ofrezca calidad , precio y atención. Rompen una situación monopolica yendo directamente a donde hay exceso de oferta y, por lo tanto, posibilidad de eludir cualquier tipo de monopolio.

Corolario: los anticapitalismos no entienden la libertad de mercado, creen que los capitalistas malos- es decir los que pretenden ganar apelando al apoyo político y a maniobras de coacción violenta- son los que siempre ganan y que no hay posibilidad de deshacerse de esos tipos.
La realidad es otra, como vimos. Si no hay coacción, la gente elegirá al que mejor satisfaga sus necesidades. Pero para que esto se cumpla debe haber un elemento que garantice la libertad de mercado : un sistema judicial y político que impida que se concreten las maniobras de coacción. Por ejemplo, un fiscal o un periodista que investigue la conexión entre el Intendente y “El pulpo capitalista”, logre su procesamiento y la destitución por el Consejo Deliberante. Por donde vemos que la economía libre necesita imprescindiblemente un sistema político, un Estado, que garantice la protección de los honestos y el castigo de los deshonestos.
O sea: libertad de mercado y Estado como administrador de Justicia y monopolio de la fuerza son una pareja inseparable. Ese es el verdadero relato.

miércoles, julio 27, 2011

Ahorristas, capitalistas, empresarios, gerentes

Las reducciones y simplificaciones de 150 años de doctrinas intervencionistas han generado una confusión de términos y una mezcla de funciones sociales que impide ver el bosque.
Para el socialismo, solo existen los “capitalistas” y los “proletarios” enzarzados en una épica lucha en la que , al fin de la Historia, los proletarios ganarán la partida y se inaugurará la Era de la Igualdad.
Para los nacionalismos varios- nazismo, peronismo, socialdemocracia- el Estado debe ser el arbitro que impida a los capitalistas sobreexplotar a los proletarios, y el que, a su vez, impida a los proletarios a terminar con la clase capitalista. Es el reino de la Volkswrtschaft, o sea , de la Economía Nacional dirigida por el Estado, definida por la escuela alemana de Bismarck y luego por el nazismo.
Para ambas doctrinas se trata de limitar el individualismo y la codicia y conformar comunidades organizadas donde el individuo jamás pretenda derechos por sobre la comunidad.
Ludwig Von Mises pone las cosas en su lugar, El no habla de “clases”, sino de funciones sociales. Nadie ES capitalista por nacimiento y definitivamente. Todos somos, de alguna manera, productores y consumidores.
La funciones esenciales de una economía libre son excluyentes y definidas, pero una persona puede realizar dos o más funciones.

Las funciones

La primera distinción que establece Mises es entre capitalistas y empresarios.
Los capitalistas son inversionistas tomadores de riesgo. A diferencia de los ahorristas- que se conforman por poner sus dineros en bonos de algún gobierno seguro, a costa de obtener un bajo interés- los inversionistas prefieren colocar sus capitales en empresas más riesgosas pero mucho más lucrativas. Eso significa que su función social es arriesgarse a empresas nuevas, financiarlas, en la esperanza de obtener beneficios superlativos.
Los empresarios, por otra parte, son los inventores y portadoras de nuevas ideas, pero carecen de capital para financiar la aventura. Crean nuevos productos o servicios, en la esperanza de obtener la confianza de los consumidores. Son inventores, creadores, investigadores, siempre atentos a las demandas actuales y potenciales de los consumidores y constructores de mecanismos, procesos productivos que minimicen el costo e incrementen la satisfacción de sus compradores.
No hay crecimiento de valor, desarrollo si de algún modo los empresarios no consiguen entusiasmar a los capitalistas para lograr los fondos necesarios para montar las nuevas empresas. Si los capitalistas son perspicaces, si “huelen” que la nueva idea puede ser exitosa, si están dispuesto a esperar y a correr el riesgo del fracaso, entonces acordaran fondear al empresario. Así se han hecho las empresas.
La literatura y el “sentido común” del pensamiento “social” pinta con caracteres siniestros a los inversores (financistas, banqueros, especuladores) y con algo más de benevolencia a los empresarios a la búsqueda de capital. Sin embargo ambos grupos sociales terminan siendo indiferenciados, pertenecientes a la “burguesía explotadora” y, por lo tanto, objeto de descalificación.
Se confunden también las funciones del empresario con la del gerente. Los gerentes son los encargados de implementar aspectos específicos del proyecto diseñado por el empresario. Son asalariados del empresario- de algún modo también “proletarios”- y no reciben , por lo tanto, tantas criticas como los capitalistas y los empresarios.
En general se los describe como seres con miedo a ser despedidos, víctimas de la dureza y el maltrato de los “dueños” de la empresa.
El relato social concluye con el carácter parasitario y explotador de capitalistas y empresarios, que podrán ser reemplazados fácilmente por los gerentes, que son los que “realmente” trabajan.
En el “fondo” están los proletarios, seres absolutamente débiles, incapaces de soportar la amenaza de despido y a merced de gerentes, empresarios y capitalistas. Y los únicos, según el marxismo, que generan valor, expropiado por los capitalistas, (Para Marx el empresario no genera valor: diseñar un producto, combinar los diversos factores de la producción, contratar gerentes, técnicos y profesionales, diseñar una estrategia de comercialización, etc., etc. son funciones superfluas…)
Sacando la hojarasca de la literatura y las doctrinas “sociales”, Von Mises nos describe con precisión como se articulan estas diferentes “funciones sociales”
Los ahorristas tienen aversión al riesgo y su única función es aportar capital a instituciones bancarias que le pagan con el interés, usualmente bajo, por esta cesión de fondos. Tienen un rol exiguo, meramente conservador.
Los capitalistas-inversionistas, en cambio, proveen del combustible que financia la innovación empresaria. Deben tener- en búsqueda del mayor lucro- la mezcla adecuada de audacia, conocimientos, “olfato” para detectar buenas propuestas empresarias, buenos proyectos innovadores. Su fracaso los puede llevar a la ruina porque ponen en juego su patrimonio. Sin ellos nada de esto sería posible.
Los empresarios son “la joya de la corona: sin emprendedores- usualmente gente capaz pero sin recursos- no habría nuevas empresas y estaríamos hoy igual que hace dos siglos. Son los que mueven la rueda del futuro, los que sueñan hacerse ricos con un nuevo producto o servicio. Son los que investigan las necesidades de los consumidores e imaginan como satisfacerlas. Son los que estudian o contratan estudiosos de los más diversos campos de la tecnología: hoy son los que promueven empresas informáticas, de ingeniería genética, de robótica, nuevos servicios vía Internet, la nanotecnología, la tecnología médica de punta, etc.
Los gerentes, por último, son los especialistas en implementación concreta de los planes generales, los que lidian con el día a día, con las finanzas, la logística, los recursos humanos, la comercialización, los impuestos, etc. Su función es imprescindible, ya que deben obtener resultados con el menor costo y tiempo. Pero no son empresarios ya que carecen de un plan general de negocio, solo cumplen la parcela específica que les toca. No juegan su patrimonio en esa tarea, solo deben mantener o incrementar su valor para el empresario y los accionistas, lo cual redundará en una mayor remuneración y/o funciones de mayor jerarquía en la empresa.
El problema del socialismo- y de todos las doctrinas de la “Economía nacional” - es que creen que pueden reemplazar a los empresarios por los gerentes. Confunden dos funciones distintas y complementarias. Creen que un empresario (el que innova, arriesga, desarrolla una capacidad especial para anticipar el futuro) puede ser reemplazado por un buen burócrata a sueldo, que carece de la “llama” de entusiasmo que define al emprendedor. No hay crecimiento sin innovación: eliminar a los empresarios en secar el árbol y perder los frutos.
Eso explica el fracaso de todos los intervencionismos , sean de “izquierda” o de “derecha”.

lunes, julio 25, 2011

Declaración de un peronismo para el siglo XXI

El Peronismo – sea cual sea su versión- es una realidad persistente, múltiple, variada, imprevisible y, como se ve, incombustible: seguirá siendo el partido más votado de la Argentina pase lo que pase, haga lo que haga, proponga lo que proponga: privatizaciones o reestatizaciones, indultos o condenas a los represores, amor u odio a EEUU, etc.
Ya que tendremos que convivir los no peronistas con los peronistas de aquí a la eternidad, al menos deberíamos ponernos de acuerdo en algunas cosas para que la convivencia entre adversarios no desemboque en odio y violencia.
Imagino- es una fantasía- una Declaración del Peronismo para el siglo XXI con un texto como este:

“ Somos peronistas. Esto significa que, más allá de nuestras diferencias internas, somos partidarios de la Justicia Social, creemos en la necesidad de un Estado fuerte que delimite la acción de la iniciativa privada. Creemos en la necesidad de sindicatos fuertes que defiendan los derechos del trabajador y, en general, en gobiernos poco dogmáticos, pragmáticos, con gran capacidad de gestión, basada en el apoyo sindical y en nuestra capacidad para negociar con diversas corporaciones.
Pero sabemos de nuestras limitaciones. Los peronistas le debemos a los argentinos una explicación. Gobernamos el país desde 1943 a 1955; desde 1973 a 1976; desde 1989 a 1999 y desde 2002 a 2011. O sea 34 años en los últimos 70, la mitad del tiempo. En algunas provincias gobernamos ininterrumpidamente desde 1983 hasta 2011: 28 años seguidos. Y allí aun persiste la miseria, la inseguridad, la corrupción.
No somos, pues, inocentes del desastre argentino. No somos solo víctimas sino también victimarios, responsables de lo bueno y de lo malo de nuestro País.
Tenemos grandes virtudes y grandes defectos. Algunos vienen desde el origen.
Con todo el respeto que la figura del general Perón nos genera, debemos reconocer hoy, a casi 70 años del 17 de octubre de 1945, algunas de sus acciones de gobierno fueron, a la luz de los valores que hoy defendemos, muy criticables.
No podemos justificar hoy la persecución a opositores, el cierre de unos 140 diarios, la tortura aplicada en cientos de casos, desde Cipriano Reyes a Mario Bravo o Félix Luna, la represión de huelgas como la de telefónicos y ferroviarios, con cárcel y despido para miles de obreros, la inexistencia de dialogo con opositores, el abusivo uso del aparato estatal de propaganda con el monopolio de la radiodifusión, el culto a la personalidad expresado en cambios de nombre a provincias, ciudades, hospitales o escuelas por “General Perón” o “Eva Perón”, los libros de texto con insistentes loas a Evita y el General Perón, la delación, las campañas contra el agio, la imposición de la Enseñanza religiosa, la Ley Universitaria que eliminó la representación estudiantil, las matanzas de Pilagaes en Formosa, con cientos de muertos en manos de la Gendarmería Nacional, y muchas más cosas.
No estamos de acuerdo y las lamentamos. No defendemos lo indefendible. Es cierto que se trataba de prácticas usuales en aquella época, pero el relativismo cultural tiene límites. No se puede justificar la muerte o la tortura, que desde la Declaración de los Derechos Humanos de 1789 resultan inadmisibles.
Creemos que el General Perón quizás no estuvo al tanto de todo, o quizás dejó hacer. En algunos casos posiblemente fue responsable.
Como sea y a pesar de esas sombras, creemos que Perón fue un formidable líder, creativo, que cambió para siempre la atrasada Argentina, que impulsó su desarrollo económico y social, que instauró derechos para los trabajadores, para los niños, para los ancianos, para los peones rurales, que hizo miles de obras públicas, etc.
Reivindicamos hoy día esa tradición. Pero condenamos el autoritarismo y la “democracia vigilada” que se instaló en su Gobierno.
Creemos en la democracia con alternancia, no nos creemos el Partido Único de la Doctrina Nacional, respetamos a otras fuerzas democráticas, creemos en la libertad, la búsqueda de consensos, la aceptación de lo diferente. Nuestros valores son la Justicia Social, el Estado activo, la libertad y la democracia. Quien no sostenga esos valores no es peronista. Ser peronista no es gritar “Viva Perón” sino tener vocación de gestión pública en beneficio de los postergados y un compromiso fuerte con la libertad y la democracia”
No estaría mal que desde Duhalde a Cristina Kirchner, desde de Narváez hasta Filmus, desde Reutemann hasta Scioli, todos los dirigentes peronistas firmaran esta Declaración, Eso daría previsibilidad al juego político argentino, permitiría cerrar viejas heridas, terminar con un pasado del que todos- peronistas y antiperonistas- fueron responsables y encarar, de cara al futuro, planes de desarrollo económico, calidad institucional, combate de la corrupción, fortalecimiento de la seguridad y control de corporaciones mafiosas sean políticas, sindicales, policiales o empresariales.

sábado, julio 23, 2011

Decisiones colectivas, decisiones individuales

Nada reemplaza las decisiones individuales: los consumidores y los productores deciden comprar, vender , invertir, ahorrar o abstenerse de cualquier decisión, lo cual es otra decisión.
El problema del marxismo y de todas las doctrinas “sociales” es que intentan explicar la Historia como producto de "decisiones colectivas".Así, crean entes imaginarios como clase, nación, raza a los que le asignan las posibilidad tomar decisiones.Pero los colectivos, las categorías generales, no toman decisiones : la burguesía industrial o el proletariado o los arios o la Nación Italiana no toman decisiones; ningún ente abstracto y mal definido toma decisión alguna. Solo los individuos toman decisiones, y solo a los individuos hay que estudiar para entender por qué han tomado una decisión o que decisión tomarán en un escenario de futuro.
Las personas individuales son las únicas que deciden comprar, vender, votar o abstenerse o tener una conducta fraudulenta u honesta.
Es absurdo explicar una coyuntura histórica diciendo cosas como “los industriales o los pequeño burgueses, o los terratenientes, o los obreros, o las amas de casa decidieron tal cosa”. Esa simplificación que pretende explicar las causas de un hecho económico o político está dirigida a crear rápidas consignas, etiquetar a los hombres de una vez y para siempre, para diseñar políticas de manipulación fácilmente comprensibes y comunicables. “Hay que acabar con los kulaks como clase” derivó en el asesinato y el hambre para siete millones de campesinos ucranianos que fueron tratados así, en bloque, como una “organización” social que se oponía al Estado Soviético.. Sabemos que el hambre no distinguió entre campesinos pobres, medios o ricos: todos fueron arrastrados al infierno con la colectivización forzosa de las propiedades rurales.

“La libertad consiste en el carácter irrepetible, único del alma de cada vida particular” escribió Vasili Grossman.
Cada ser humano es único, irrepetible, un fin en sí mismo. Eso es lo que los doctrinarios de los entes abstractos como pueblo, clase o raza ignoran, arrasando así con la libertad.

viernes, julio 22, 2011

Terrorismo

Buenos Aires, Nueva York, Madrid, Londres, Bombay, Oslo. Las cuentas del rosario de terror no tienen fin. Ellos matan, destrozan, derrumban, destruyen, hieren, desgarran, masacran, aplastan, golpean, eliminan, lastiman, insultan, agreden, amenazan, torturan, quiebran, rompen, y nadie en la izquierda se da por enterado.

Monopolios

Desde hace un siglo los estados han estado dictando leyes antimonopolio, pero extrañamente el monopolio no ha sido erradicado. Ludwig Von Mises da una leccion de economia cuando se refiere a este tema en su obra "Acción Humana".Diferencia lo que aparece mezclado y es causa de malos entendidos.
Nos dice Mises que los monoplios son un objetivo natural y positivo de todos los emprendedores. Messi, por ejemplo, ejerce un claro monopolio: nadie juega como él y, por lo tanto, exige y consigue el mayor precio: para tenerlo en tu equipo deberás pagar una trasferencia de 200 millones de euros.
Favaloro fue un monopolista: inventó el by pass cardíaco y por lo tanto valorizó sus servicios como cirujano, más allá que su vocacion fuera favorecer a personas de bajos recursos con su práctica. Steve Jobs es otro connotado monopolista ya que se dio el lujo de inventar la mejor computadora personal, el mejor dispositivo portatil para escuchar música, el mejor teléfono portatil y la mejor tableta.
O sea, todos los emprendedores luchan por ser los primeros en algo, bienes o servicios, lo cual valoriza su trabajo y les procura enormes beneficios económicos.
Otra cosa son los precios de monopolio. Cuando un monopolio-estatal o privado- se hace dueño de algun factor clave de la producción o prefiere vender caro a pocos que barato a muchos estamos, sí, bajo una distorsion de la libertad de mercado. Pero eso, dificilmente eso se cura con leyes antimonopolicas, con "Secretarías de Defensa de la Competencia". Es notable que los más estatistas son los que manejan esas oficinas gubernamentales cuyo objetivo no es evitar los precios de monopolio, sino abortar cualquier intento de un empresario de destacarse, inventar, innovar, invertir en mejorar su producto...ya que eso los ubicaría como los "mejores" en algo, en monopolistas en el buen sentido de la palabra. El Estado odia la diferencia y promueve la homogeneidad: no le gusta el exito de un emprendedor y trata de convertir a la empresas privadas en burocracias que administren pero que no creen valor.

Esto es clave: el sistema de libre mercado se basa en los "tomadores de riesgo", en aquellos capitalistas que invierten y en aquellos empresarios que innovan para ser "monopolicos" en algún nicho de mercado. Eso es sano monopolismo, es lo que genera valor, es lo que nos permite a los consumidores acceder a precios bajos a las maravillas tecnologicas que hace 20 años eran inaccesibles o, simplemente, no existían: computadoras personales, walkman, telefonos celulares, GPS, MP3, camaras digitales, scanners, impresoras, LCD, etc.
Si fuera por un burócrata tipo Moreno esas cosas deberían haberse prohibido ya que generan diferencias, ganancias suplementarias a los innovadores y perdidas irrecuperables a los perdedores. Generan "monopolio".
Es evidente que los monopolios duran poco. En poco tiempo los competidores logran producir servicios y bienes al mismo o menor precio que los innovadores originarios, que ahora tendrán que crear unos nuevos productos o servicios para seguir obteniendo ganancias. Esta es la gran rueda del capitalismo, la que mueve la economía, la que crea nuevos valores continuamente, la que genera ganadores y perdedores.
Los socialistas odian a los ganadores y defienden a los perdedores, o sea a los que no mostraon capacidad para crear algo mejor que los competidores más brillantes, creativos y arriesgados.
¿Que se obtiene con esta política antimopolista? Economias paralizadas, caras, envejecidas, que no crean valor y que a la larga consumen su stock de capital y de concimiento.
Los precios de monopolio son barridos por la libertad economica, por los consumidores, que se negaran a comprar bienes malos y caros y que decidiran comprar otras mercaderías. Todos los acuerdos de precio, los cartels, los trust son, a la larga, destruidos por la mecanica de la libertad de eleccion de los compradores. Siempre aparecerá un nuevo jugador, un innovador que desafiará a los viejos monopolistas proponiendo un nuevo producto , mejor y más barato. Cuando Microsoft y Apple crearon la computadora personal desplazaron a los dinosaurios monopolistas (IBM, NCR) y revolucionaron el mundo llevando la computadora a pymes y familias, a precios cada año menores, destruyendo la logica del Main Frame, esas enormes computadoras centrales, carísimas y lentísimas.

Resumen: los monopolios son buenos, los precios de monopolio no. Los primeros nacen y crecen solo en sociedades libres y abiertas. Y duran poco. Los segundos desaparecen por la accion de los consumidores que buscarán sustitutos a productos caros y malos.

miércoles, julio 20, 2011

Malas palabras

Orden, seguridad, Ley, moral son todas malas palabras en los círculos progresistas, la prensa, la Universidad. Se da por supuesto que son malas palabras, que encubren realidades de explotación y desigualdad. En vez de resignificarlas, rescatarlas del abismo en que están, el pensamiento único las tiró por el desagüe. Pero, no lo saben, junto a ellas se fue a las cloacas la libertad.
La libertad solo existe si hay orden y seguridad, respeto a la ley y principios morales. Sin ese encuadre la libertad se confunde con otra cosa.
Escribe Von Mises:
“Consideramos libre al hombre cuando puede optar entre actuar de un modo o de otro, es decir, cuando puede personalmente determinar sus objetivos y elegir los medios que , al efecto, estime mejores.
(…) Mientras el gobierno, es decir, el aparato social de autoridad y mando, limita sus facultades de coerción y violencia a impedir la actividad antisocial, prevalece eso que denominamos libertad. Lo único que,
en tal supuesto, queda vedado al hombre es aquello que forzosamente
ha de desintegrar la cooperación social y destruir la
civilización retrotrayendo al género humano al estado que por
doquier prevalecía cuando el homo sapiens hizo su aparición
en el reino animal. Tal coerción no puede decirse venga a limitar
la libertad del hombre , pues, aun en ausencia de un estado
que obligue a respetar la ley no podría el individuo pretender
disfrutar de las ventajas del orden social y al tiempo dar rienda
suelta a sus instintos animales de agresión y rapacidad.
(…)
Cuando , en cambio, el gobierno extiende su campo de acción más allá de lo que exige el proteger a las gentes contra el fraude y la violencia de los seres antisociales, restringe de inmediato la libertad del individuo en grado superior a aquel en que, por sí solas, las leyes praxeológicas la limitarían. Es por eso por lo que podemos calificar de libre el estado bajo el cual la discrecionalidad del particular para actuar según estime mejor no se halla interferida por la acción estatal
Consideramos, consecuentemente, libre al hombre en el
marco de la economía de mercado (…) A lo único que, bajo tal organización, el ser humano renuncia es a vivir como un irracional, sin
preocuparse de la coexistencia de otros seres de su misma
especie. A través del Estado, es decir, del mecanismo social de
autoridad y fuerza, se consigue paralizar a quienes por malicia,
torpeza o inferioridad mental no logran advertir que determinadas
actuaciones destructivas del orden social no sirven sino
para, en definitiva, perjudicar tanto a sus autores como a todos
los miembros de la comunidad”
Como se ve, la libertad implica un orden y un agente especial, el Estado, el único con poder para limitar la acción de delincuentes destructores del orden social. Pero, claramente ese Estado no debe interferir en la esfera de las decisiones individuales.
Esto tiene poco que ver con las utopías anarquistas de una sociedad sin Estado, una especie de Paraíso en que los leones conviven en paz con los corderos. La libertad implica la posibilidad de elegir alternativas, siempre que esas alternativas no coaccionen la libertad del otro. No es un juego sin reglas, un vale todo, en el que el más fuerte, el mas astuto o el “amigo del Juez” siempre le ganará al honesto. Es todo lo contrario.
Sin un fundamento de respeto a los contratos, de cumplimiento de la ley, de contención de impulsos agresivos, de postergación de la satisfacción inmediata, la libertad se transforma en una quimera, en un reino del azar y del capricho, en un campo libre para los mal intencionados.
El liberalismo no le teme a la autoridad, al Estado que contenga a los antisociales. El liberalismo piensa en un Estado eficiente para cuidar el espacio de libertad, pero desconfía de la intervención del Estado en la esfera de las decisiones privadas.
Pero ¿Cómo evitar que la coacción del Estado a los que quieren coaccionar las libertades de otros avance sin límites y se transforme en una limitación de la libertad de los ciudadanos? Pregunta aun sin respuesta. Nuestro administrador, contratado por nosotros para castigar a los delincuentes puede , muy fácilmente, transformarse en el peor de los delincuentes: con legitimidad social y con licencia para matar.

martes, julio 19, 2011

El Sur de Sudán

Sudán es una de las dictaduras islámicas más sangrientas. Le gana incluso a Siria o Iran: dos millones de muertos en el sur; 200,000 en Darfur; cuatro millones de refugiados; aplicación estricta de la Sharía islámica. Su presidente es un reo de la Justicia Internacional, ya que el tribunal de La Haya lo procesó y lo encontró culpable de genocidio.
Afortunadamente la región sur de Sudan acaba de independizarse del gobierno central. Habitantes de raza negra, cristianos o animistas, no musulmanes. Y, aunque parezca imposible, amigos de Israel, pais que les facilitó armas en su guerra contra el norte islamico.
Festejaron su independencia hace pocos días. Lo hicieron con banderas de paises amigos, como Israel.

domingo, julio 17, 2011

AMIA

Entonces, explotó. De un zarpazo descomunal la bomba expandió miles de fragmentos de material y músculo imbricados, sin perdón ni piedad. La pura materia se deshizo, átomos desperdigados, moléculas desgajadas, células abandonadas, tejidos desgarrados, órganos cercenados, todo en un amasijo irreconocible. Es fea la muerte. Nos devuelve al reino de lo material: se desarman nuestras partes, mostrando que somos un mecanismo eventual, casi milagroso, una casualidad de la evolución, un acto fortuito del algún dios aburrido. Y ahí, en esa masa, solo se reconoce la pura materia de los cuerpos abandonados de impulso de vida. No hay expresión en esos rostros abandonados y solos. Sorpresa quizás. Una última pregunta congelada en la mirada, antes de desarmarse.
Hay que volver a reconstruirlos a la vida, recordando, al menos, sus nombres:

Sivana Alguea, Jorge Antúnez, Moises Arazi, Carlos Avedaño, Yanina Aberbuj, Naum Band, Sebastian Barreiro, David Barriga, Norberto Basiglio, Rebeca Behar, Dora Belgorosky, Favio Barmúdez, Romina Boland, Emiliano Brikman, Gabriel Buttini, Adela Casabé, Paola Czyzewski, Jacobo Chemanuel, Cristián Degtiar, Diego Depirro, Norbeto Díaz, Norberto Dubín, Fiwel Dyjament, Mónica Feldman, Alberto Fernández, Martín Figueroa, Ingrid Finkelchtein, Leonor Finkelchtein, Fabián Furman, Gullermo Galarraga, Tenorio García, José Ginsberg, Cynthia Goldenberg, Andrea Guteman, Leonor Hersalis, Carlos Hilú, Emilia Jakubiec, María Jaworski, Verónica Josch, Carla Josch, Elena Kastika, Esther Klin, León Knorpel, Berta Kozuk, Fernando Kupchik, Agustín Lew, Jesús Lourdes, Andrés Malamud, Gregorio Melman, Ileana Mercovich, Naón Mirochnik, NN, Mónica Nudel, Elías Palti, Germán Parsons, Rosa Perelmuter, Fernando Pérez, Jaime Plaskin, Silvia Portnoy, Olegario Ramírez, Graciela Reisfeld, Roberto Roisman, Raquel Said, Ricardo Said, Rimar Salazar Mendoza, Fabián Schalit, Pablo Schalit, Mauricio Schiber, Nestor Serena, Mirta Strier, Liliana Szwimer, Naum Tenembaum, Juan Terranova, Emilia Berelejis, Manuela Toer, Marta Treibman, Angel Ubfal, Eugenio Vela, Juan Vela, Gustavo Velazquez, Isabel Velazquez, Danilo Villaverde, Julia Wolinski, Rita Worona, Adhemar Zárate.

Asesinados el 18 de julio de 1994, en la AMIA de Buenos Aires. Judíos y cristianos. Argentinos, paraguayos y uruguayos. Jóvenes y viejos.
Sin los pretextos actuales- que terminan culpando de las bombas a las víctimas- el puro odio de imanes y mujaidines, sin causa ni provocación, los mató. El siglo XXI comenzó allí.

La tortura en el primer peronismo: de eso no se habla

Siempre hubo un "runrun", un rumor en voz baja en relación a la tortura policial bajo el primer gobierno de Perón. A lo sumo, se suponía que hubo algun exceso, no avalado por el primer mandatario.
Pero la tortura peronista está saliendo a la luz. La temible "Sección Especial" con sus torturadores en jefe, Comisarios Lombilla y Astesano, los hermanos Cardozo, que escapan al Paraguay en 1955, etc. Sus víctimas siguen aun con vida y dan testimonio. Por ejemplo Emilio Gibaja. Lo entrevisté hace unos días y me estremecí con su testimonio. Aquí está.


Esteban Lijalad Me comentaban Pandolfi y Weinschelbaum que estuvieron presos , pero que la sacaron barata. Me decían “el que la pasó mal fue Gibaja”. Cómo fue lo suyo?

Emilio Gibaja Yo tuve detenciones livianas, varias, pero una no. Tuve una de dos meses, que estuve en Olmos, que esa fue la que más me torturaron. Pero después estuve 8 meses en Devoto y no me tocaron un dedo.

EL Podemos conocer cómo fue su experiencia en la tortura?

EG Nos encargaron repartir volantes de apoyo a la huelga ferroviaria. Le digo “Vení uruguayo, que no tengo el coche”, Y bueno, fuimos con Luna, Dunadei. Fuimos los cuatro, nuestro contacto había sido Mario Seoane. Y el otro contacto fue con Ovidio Zabala, que después fue ministro de Frondizi. Creo que fue el 1 de septiembre del 51. Se hizo la repartija por San Isidro, Beccar, Boulogne. En Boulogne alguien tomo el número de patente del auto. Lo pescan al uruguayo, lo torturan y el canta todo. Fue una simple volanteada. Lo que pasó es que los de la Fraternidad- que no tenían el apoyo de la Unión Ferroviaria- pusieron bombas en algunas vías para que no circularan los trenes. Y se paró la circulación por dos o tres días. Después los metieron presos a todos, los torturaron. La policía nos detiene a Luna , Lanardello y a mí, Y por otro lado no se como pescaron la onda de que Zabala estaba implicado y lo detienen por su lado. Nos preguntaron quien era nuestro contacto. “¿Y quien estaba arriba de eso?”. El diputado Zavala Ortiz, que tenía inmunidad legislativa.

EL Era tortura o golpiza?

EG Picana eléctrica. Ahí no me pegaron trompadas. Estábamos los cuatro juntos. Nos sacan de a uno, con los ojos vendados y te hacen recorrer en camino con subidas y bajadas para despistarnos, aunque seguíamos en la misma habitación. Nos ponen desnudos en una mesa, con un anillo en el dedo. Nos hacen preguntas. Uno trataba de mantener la inteligencia, que es lo único que los desmorona a esta gente. La tortura consistió en pasar la maquinita desde los pies a la garganta, en los genitales, que son la parte preferida de ellos, realmente el dolor es bravo, es bravo, pero yo conservé la sangre fría Se toleraba, se toleraba. Uno gritaba como un marrano, una cosa espantosa. Pero bueno, fue una noche: no se cuanto tiempo pasó porque uno pierde la noción del tiempo. Pero a mi me la pasaron cinco o seis veces por todo el cuerpo. Mientras, paraban, te preguntaban, seguían, etc. Yo salía de un ataque de asma. Era asmático. “Y con ese físico sos terrorista vos?” me preguntaban. Después lo llevan a …que sufrió bastante, era diabético. Yo planchado en la celda. Fue Luna, y cuando volvió dijo “puro grupo, muchachos, no pasó nada” Dijo que sentía un cosquilleo doloroso, pero nada más. Bueno, así fue. Fueron dos noches y después nos llevan a La Plata, a declarar ante el Juez. El Juez era Menegase, que fue aquel que lo había condenado a Balbín, y nosotros sospechamos que había estado en la tortura porque alguien de nosotros reconoció su voz. Cosa que hacía mas grave la cosa. Estuvimos siete días en el Departamento de Policía de La Plata y después nos mandaron dos meses a Olmos. Y se agrega Astizabal que venía muy torturado, muy torturado. Lo habían torturado mucho porque era el más cercano al comando de este movimiento.

EL Que se sabía del tema de las torturas, había información, rumores?

EG. Trascendió hasta cierto punto. Se conocía, se supo, la gente decía “nunca creí que fuera tanto”. No fue tanto, tampoco. No fue como el Proceso, digamos. Por una huelga universitaria no se torturaba, pero si había la sospecha que había algo de conspiración…”acá hay que averiguar” Aunque hubieran sido pocas, una sola tortura invalida moralmente a un gobierno si este las permite. Gambini, en su libro Historia del Peronismo revela la trama de la tortura en el peronismo, ha hecho un aporte fabuloso a la verdad.

sábado, julio 16, 2011

Dialogo con Mario Wainfeld

Mario Wainifeld es un importante columnista de Pagina 12 y anteriormente en la revista Unidos. Escribio un racional analisis de la derrota de Filmus, por lo cual le envie un mail de felicitaciones. A partir de ahi establecimos un dialogo civilizado en el que nadie convenció a nadie, pero dimos -en privado- un ejemplo de convivencia civilizada.

Algunas cosas que le escribí:

"El problema es que soy liberal, en el sentido popperiano y hayekiano
del término. Creo que el mercado no son unos señores ávidos de
despojar al pueblo sino los millones de tipos que cada día deciden
qué comprar y donde poner - si tienen- los ahorros. Yo no los
pondría en bonos griegos y eso no significa que quiera que Grecia se
joda. Simplemente que no confio en que su quebrado estado me pague.
Esas millones de decisiones imprevisibles conforman el mercado libre.
Claro que los estados , casi por definicion, no soportan tanta
libertad, tanta incertidumbre y por eso desde hace decadas , via los
Bancos Centrales, tratan de domar a los mercados, o sea a nuestras
necesidades y deseos.
Yendo al tema.
Creo que con sus excesos y sus extraños cambios de humor el
electorado porteño es el más sofisticado, el menos atado a aparatos,
el menos clientelista, el menos ideologizado. El mas parecido al
consumidor de un mercado libre. Nadie lo tiene comprado. Compran lo
que creen mejor y mas barato. El PRO solo sacó el 33% en 2009, y
Pino, el 24% ¿eso liquidó al PRO? Esta visto que no. Los porteños
¿son macristas, como acusaron Anibal Fernandez, Horacio Gonzalez,
Fito Paez o Forster? Los muchachos del PRO no deberían creerselo. El
electorado porteño NO ES de nadie en especial. Pero tiene algunos
rechazos casi genéticos al personalismo, la demagogia, la "épica"
supuestamente revolucionaria, a los crispadores, nerviosos, excitados
politicos en campaña, a las "movilizaciones " del aparato
politicosindical, a los gestos "fundacionales" y en general, a la
retorica "popular" que el peronismo, por ejemplo, ha llevado a niveles
wagnerianos. Pero esto viene del fondo de la historia. Desde las luchas -en el siglo XVII- entre los Benemeritos (la pequeña aristocracia prohispanica) y los Confederados, partidarios de la apertura del comercio.

lunes, julio 11, 2011

Buenos Aires

Las encuestas lo daban ganador a Mauricio Macri por pocos puntos y con un pronóstico malo para la segunda vuelta. Por fin, el kirchnerismo haría pie en la esquiva capital, de la mano de Filmus y La Cámpora.
El espejismo, construido trabajosamente como un relato indiscutible durante meses, se deshizo con la primera ráfaga de aire fresco. La verdad desvanece las falsas ilusiones. Mussolini dijo que lo único real es la ilusión, libreto que todos los autoritarios han aplicado hasta el cansancio. Pero cuando lo real se impone a lo ilusorio las víctimas quedan perplejas: ellas habían creído su propia mentira, que es la mejor manera de hacerlas creíbles. Ellos se especializan en creer que no hay inflación, que no hay fuga de capitales, que hay una creciente inversión desde el exterior, que el Modelo es modelo en todo el mundo, que han construido 800 mil viviendas o mejorado la Educación. Lo creen con la fuerza del fanático. No entienden nada.
No entienden que Buenos Aires ha sido desde la Colonia un hueso duro de roer para el poder. Los reyes españoles no pudieron controlar esa plaza contrabandista, manejada por judíos portugueses, amante de las ideas nuevas , abierta con su puerto a todas las banderas. Una ciudad, que al decir de algún escritor nacionalista, traicionaba la esencia española de América y se volcaba al mundo. La ciudad que primero rompió el yugo español.
Buenos Aires fue el único distrito en el que Perón ganaba por pocos votos. El Peronismo, hábil para inventar realidades planeó entonces un nuevo mapa de comunas basado en la idea de romper los bastiones opositores. Surgió así un mapa absurdo, con circuitos serpenteantes que buscaban anular a la oposición. Lo logró: con un 45% de los votos, la oposición solo obtuvo un representante legislativo.
“Porteños gorilas” insultó algún ministro cuando en la Capital perdió lastimosamente Cristina Kirchner en 2007. "A mí me llama la atención que la ciudad de Buenos Aires se parezca a Macri: yo no vi nunca nadie a quien le importara tan poco el gobierno" acaba de ladrar el inefable Anibal Fernández, o sea: somos estúpidos.
Los estúpidos porteños, inmanejables, le han dado una lección al resto del país: no someterse al poder.

sábado, julio 09, 2011

Épica

La verdadera contradicción de estos tiempos es entre Épica y Administración.
O sea, entre los que anuncian catástrofes inminentes, conspiraciones imperiales, desafíos inmensos y se proponen como héroes para aventar esas desgracias, y los modestos administradores que saben que la realidad transita lejos de esos desvaríos y solo proponen que la Administración Pública sea el lugar del arbitraje, de la defensa de los derechos civiles y el garantizador de que la “cosa pública” funcione en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos.
Los primeros, como es evidente, obtienen siempre la primera plana de los medios, sedientos cada día de la catástrofe necesaria para mantener la tensión y hacer que la gente, asustada, compre el diario o encienda las noticias que le revelarán la gravedad de la situación.
Otros, en cambio, se ocupan de las rutinas de un Estado administrador que solo cree en el deber de mantener el equilibrio para permitir que espontáneamente la gente invierta, innove, descubra, comercie, intercambie, estudie, y, a su manera, busque la felicidad. Esas historias solo interesan a las revistas ignotas que se leen en los consultorios médicos. Están fuera del interés público.
Esto no es nuevo. Si uno busca en Google “Revolución francesa” encuentra- solo en español- 2,300.000 referencias. Si busca “Revolución americana”, 800.000. La épica revolucionaria de la Revolución Francesa atrae mucho más miradas que la tranquila Revolución Americana, el primer ensayo democrático de la humanidad.
La lógica de los políticos está mucho más cercana al desvarío épico que a la aburrida y poco glamorosa administración de la cosa pública. ¿Alguien recuerda el nombre del presidente suizo, o del primer ministro holandés o dinamarqués? No tienen prensa, porque no se proponen cruzadas épicas contra algo.
La épica necesita como el agua, al Otro, un Enemigo mortal, hábil, astuto, que se disfraza de partidario, que hay que detectar, denunciar, combatir allí donde se encuentre: en los medios, en los mercados, en la oposición, en las universidades, en las iglesias, en los clubes. Un enemigo que conspira desde hace siglos para esclavizar a los pueblos.
La épica requiere gestos y, sobretodo, el discurso que anuncia, comenta y difunde el hecho. Como decía Mussolini, “lo único real es la ilusión”. Como buen periodista, sabía cómo hacer sus anuncios y a qué hora, para ganar los titulares de la prensa matutina.
La épica habla de Proyecto Nacional, Modelo, Doctrina, pero por sobre todo, de lealtad y amor al Líder.
Dijo Eva Perón :”En esta Escuela Superior Peronista habrá que enseñar
justicialismo, pero eso no servirá de nada si no aprenden los argentinos a querer a Perón, porque cuando llegue el día de las luchas y tal vez sea necesario morir, los mejores héroes no serán los que enfrenten a la muerte diciendo ¡La vida por el justicialismo!, sino los que griten ¡La vida por Perón!”

O sea: lucha a muerte por amor al Líder, la quintaesencia de la épica revolucionaria.
En el siglo XXI las grandes batallas épicas las da el islamismo extremo y los restos del socialismo- especialmente en Latinoamérica- que sobreviven gracias a la continua apelación a la lucha a muerte contra el Enemigo. En Venezuela, un Chávez enfermo, trasforma su personal lucha contra la enfermedad en una lucha nacional: “esta batalla también la ganareMOS”. O sea, hasta su batalla personal se transforma en batalla colectiva, en gesta popular.
En Argentina la épica gubernamental va variando de Enemigo, pero siempre hay una batalla gloriosa que emprender: contra el FMI, contra el campo, contra Clarín, contra la Oposición golpista.
Si se les acaba la épica, se quedan sin nada. Y aparecen desnudos

INTERNET LIBRE

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LIBRE ACCESO A LA WEB EN CUBA!